Anticoagulantes
Son fármacos que actúan en el proceso de coagulación de la sangre, impidiendo la formación de coágulos y favoreciendo su disolución en caso de que se hayan formado.
Los fármacos más utilizados son:
- Heparina no fraccionada (administración intravenosa)
Impiden la formación de coágulos. Requieren un control estricto para evitar la sobredosificación. Suelen utilizarse durante el cateterismo cardiaco.
- Heparina de bajo peso molecular (administración subcutánea)
En este grupo se encuentran: Enoxaparina sódica (Clexane®), nadroparina (Fraxiparina®), fondaparinux (Arixtra®), bemiparina sódica (Hibor®).
Impiden la formación de coágulos pero son moléculas más pequeñas que se absorben por vía subcutánea, no requieren control de laboratorio y solo se administran 1 o 2 veces al día.
- Acenocumarol (Sintrom®)
Actúa como antagonista de la vitamina K, impidiendo su acción ya que dicha vitamina es necesaria para que se formen los factores de la coagulación en el hígado y por tanto para que funcione todo el mecanismo de la coagulación. Se utiliza para la prevención de complicaciones tromboembólicas y necesita de un control estricto mediante analíticas de sangre.
- Anticoagulantes de acción directa
En este grupo se encuentran el rivaroxabán (Xarelto®), dabigatran (Pradaxa®), apixaban (Eliquis®) y edoxaban (Lixiana®). Estos medicamentos bloquean el sistema de la coagulación, y permiten usarlos a una dosis fija una o dos veces al día sin que resulte necesario realizar controles estrictos como con el sintrom.